El bienestar es.....social
martes, 29 de diciembre de 2015
lunes, 15 de diciembre de 2014
Migración. Sueño el regreso.
Vídeo que reflexiona el fenómeno de la migración en países centroamericanos desde la perspectiva del bienestar social.
Elaborado por alumnos del grupo 1727 de la asignatura de Bienestar Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social ENTS-UNAM.
martes, 2 de diciembre de 2014
Pobreza y bienestar
¿Qué es pobreza?
¿Qué es bienestar?
Los invito a ver el vídeo que explica ambos conceptos.
Material elaborado por alumnos del grupo 1727 de la signatura de Bienestar Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social ENTS-UNAM.
jueves, 13 de noviembre de 2014
Infografía: Bienestar Subjetivo
Toda persona es capaz de describir cómo
son experimentadas sus condiciones de vida.
"Ningún hombre es feliz, si no se
considera a sí mismo como tal"
Marco Aurelio
Untitled Infographic | Piktochart Infographic Editor
miércoles, 20 de febrero de 2013
El bienestar: lo grande de la empresa
Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.
Charles Dickens
El bienestar también tiene que estar presente en la empresa.
http://emprendedoresunam.com.mx/enviar.php?type=2&id=444
martes, 19 de febrero de 2013
Cultura de la pobreza.
Concepto acuñado por Oscar Lewis (1959) en su texto: "Antropología de la pobreza. Cinco familias".
En donde el autor entiende la pobreza como un modo de vida que se transmite de generación en generación.
Proceso en
el cual se transmiten: Visión del mundo, aspiraciones, carácter, conformismo, comportamientos, inferioridad, entre otras.
La concepción aristotélica del bienestar
El concepto de bienestar parece ser un
concepto mixto en el que se combinan características de dos tipos diferentes:
por un lado, características que aluden a circunstancias exteriores de la persona,
tales como su posesión o acceso a ciertos bienes materiales o externos, por ejemplo,
su riqueza, su poder, las comodidades con las que cuenta, el tiempo libre del
que dispone, su acceso a servicios de salud y de educación y por otro lado,
características que aluden a la posesión de ciertos estados internos de la
persona o estados de ánimo considerados como valiosos, como por ejemplo, el
placer, la felicidad, el contento, el sentimiento de dignidad, la esperanza y,
en general, todo aquello que resulta de la realización de deseos, anhelos y
planes de vida personales.
Aristóteles en su Ética Nicomaquea, recoge una
doctrina antigua y aceptada por los filósofos, "según la cual los bienes se
clasifican en tres tipos: los bienes externos, los bienes del cuerpo y los
bienes del alma o psíquicos".
Estos tres tipos de bienes parecen
contribuir de diferentes maneras al bienestar total de una persona. En su texto: Política, sostiene explícitamente que "estos tres ingredientes tienen que
hallarse presentes para hacernos dichosos". La posesión de cada uno de estos
tipos de bienes daría lugar, por así decirlo, a diferentes tipos de bienestar:
el bienestar exterior o material, el bienestar corporal (salud y belleza
física) y el bienestar interior o anímico. Estos son enteramente diferentes
entre sí, pues la suma de cuales quiera de dos de ellos no daría lugar al
tercer tipo de bienestar. Concretamente, el bienestar anímico, el único
deseable por sí mismo, no es la suma resultante de la posesión de bienes
externos y del bienestar corporal, pues como bien señala Aristóteles es posible
tener riqueza, poder y salud y no tener el bienestar más valioso que sería el
propio del alma humana: la eudemonia
o auténtico bienestar que es peculiar a los humanos.
Aristóteles, jerarquiza los bienes antes
mencionados y considera en un nivel inferior a los bienes externos y corporales
y en un nivel superior a los bienes anímicos. Los primeros, nos dice, no son
más que bienes instrumentales, es decir, son medios para la obtención de otros
fines; no los deseamos por sí mismos, sino por el bienestar interior que pueden
procurarnos. Por otra parte, de entre los bienes anímicos el placer no es el
más alto de todos; hay también una jerarquización de bienes anímicos según que
correspondan a las diferentes partes del alma. El placer es el resultado de la
satisfacción de nuestros deseos o apetitos no necesariamente informados por la
razón práctica o guiados por la prudencia.
Ahora bien, la única manera como podemos
alcanzar este supremo bien es mediante la práctica virtuosa, es decir, mediante
el hábito de actuar racionalmente en las distintas esferas de la vida. Sólo
esta manera de actuar nos llevará a elegir lo que realmente vale la pena elegir
y a desear lo verdaderamente deseable, es decir, lo que nuestra razón, no
nuestro apetito, nos presenta como deseable.
Cabe notar que aún cuando Aristóteles
sitúa el único bienestar genuino, la eudemonia,
en la actividad que resulta de la operación de una facultad anímica, no deja de
considerar como una condición necesaria para la realización de acciones
virtuosas el tener una buena proporción de los otros dos tipos de bienes: los
externos y los corporales.
Así
afirma: "manifiesto que la felicidad
reclama bienes exteriores... Es imposible, o por lo menos muy difícil, que el
que está desprovisto de recursos haga nobles acciones... No sería precisamente
feliz quien tuviera un aspecto repugnante, o fuese de linaje vil, o solitario y
sin hijos, y menos aún aquél cuyos hijos o amigos fuesen del todo perversos, o
que siendo buenos viniesen a fallecer... la felicidad parece exigir un
suplemento de prosperidad... y de ahí que algunos identifiquen la felicidad con
la fortuna".
Como diría Aristóteles, nadie llamaría dichoso
a quien teniendo riquezas y salud se la pasara durmiendo o tuviera un ánimo acongojado
y, deprimido, como tampoco llamaríamos dichoso a quien careciera de ciertos bienes
externos indispensables para el desarrollo adecuado, una casa digna, la
oportunidad de educarse, el acceso a cuidados sanitarios; esto es, todo aquello
que brinda oportunidad a la persona para participar en aquellas "acciones que
la virtud exige".
Tal parece, en efecto, que al atribuir
bienestar a una persona nos fijamos tanto en qué tan bien está desde el punto
de vista exterior o material como en qué tan bien se encuentra anímica o
interiormente. Dependiendo de la manera como se combinen estos dos factores en
una explicación del bienestar, tendremos concepciones diferentes del bienestar
humano, y en la medida en que alguno de sus dos aspectos se encuentren
ausentes, tendremos concepciones, en mi opinión, incompletas o inadecuadas.
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